“¿Qué quieres ser cuando seas mayor?” Esta pregunta cotidiana que suele hacerse a nuestros niños y jóvenes encierra un momento de valoración personal que debe alimentarse desde el aula y desde sus propias vivencias. Su respuesta suele venir de situaciones que han vivido en su entorno más cotidiano. Por eso, cada vez es más importarte que desde las escuelas y siempre vinculado al currículo, se genere un espíritu emprendedor.
Esta simple pregunta debe hacernos plantear qué hacemos desde el aula para promover el talento de nuestros alumnos o lo que es lo mismo, hacerles personas emprendedoras. El proyecto DeSeCo define la competencia emprendedora como:
“La capacidad de los individuos para controlar su vida de forma responsable y con sentido, ejerciendo un grado de control sobre sus condiciones de vida y de trabajo” (OCDE, 2005).
De esta definición podemos deducir habilidades de autonomía, pensamiento crítico, resolución de problemas, toma de decisiones o capacidad de trabajo en equipo, así como una competencia digital cada vez más requerida desde el ámbito social y empresarial. Debemos mirar más allá de nuestros días, principalmente porque los puestos laborales de hoy posiblemente se hayan adaptado o incluso, desaparecido en un futuro. Educar para el hoy y el mañana, es uno de los retos a los que se enfrenta el profesor.
Para desarrollar esta competencia las actividades deben ser:
- Creativas y flexibles, permitiendo la resolución de problemas de forma variada.
- Contextualizadas, los contenidos deben estar vinculados a un contexto real.
- Generar un producto final, es importante que los alumnos generen un producto que sea útil para la sociedad y que además, pueda probarse en algún entorno social.
El Aprendizaje Basado en Problemas (ABP) es una buena opción para desarrollar el emprendimiento, ya que permite a los estudiantes generar ideas, discutirlas en un entorno de trabajo cooperativo y hace al profesor guía de todo el proceso.
Para ayuda a los docentes en la competencia “Aprender a emprender”, la Fundación Trilema a través de su proyecto Emprende, comparte “La guía de orientadores en emprendimiento” con un material que va desde generar la idea, hasta finalmente llevar el proyecto al aula.
Con este tipo de actividades la autoconfianza, la motivación, el liderazgo y la resiliencia se ven reforzadas desde el ambiente enriquecedor del aula.