Septiembre es un mes que abre una nueva etapa, una especie de “año nuevo” en el que surgen muchos propósitos. Con las pilas cargadas después del periodo vacacional, nuestro ánimo está en alza, por eso queremos que esos objetivos que están en mente no se queden en meros planteamientos. Te recomendamos pensar en lo que quieres conseguir entorno a tres preguntas claves:
¿Qué quieres conseguir como profesor? Quizás es momento de revisar tu rol profesional, formarte en algún aspecto donde creas que flojeas, como el uso de una herramienta innovadora (aprovechar las herramientas de Google, presentaciones, software educativo…) o la práctica de una metodología concreta (aprendizaje cooperativo, PBL…).
¿Qué vas hacer de innovador con tus alumnos? Reflexiona y redirige tu práctica. Plantea nuevas actividades, aumenta el protagonismo de tus alumnos, favorece su participación, aprovecha sus inteligencias múltiples, trabaja cooperativamente…
Y por último, ¿hacía donde te diriges? No hay duda que hay un cambio educativo y no te puedes quedar atrás. Piensa cuál es tu meta, qué cosas del curso pasado no pudiste hacer y cómo las pondrías en práctica ahora. Para ser un profesor innovador, no vale aferrarse a los miedos, este curso comienza con valentía. En este sentido, queremos darte algunos consejos.
- Plantea objetivos alcanzables. Todos estos nuevos propósitos pueden quedarse en nada, si no sabes medir tus fuerzas. Revisa tu programación y señala aquellos puntos donde crees que puedes mejorar.
- Utiliza tu creatividad. Todos tenemos una creatividad oculta que precisa de formación, busca soluciones diferentes a problemas pasados, aprende de tus errores para plantear nuevos y varios caminos.
- Apóyate de tus compañeros. Afrontar tu profesión en solitario no te hará desarrollarte al 100%, busca otras opciones y haz que el resto de compañeros se impliquen también.
- Conoce a tus alumnos. El es tu punto de referencia, mírale y haz por descubrirle como persona.
Leer, estudiar y comentar puede hacer que aquello que quieras, pase.