Recuerdo aquel libro ilustrado de mi infancia donde se relataba con viñetas un curioso episodio que le ocurría a la tripulación de un barco mercante del siglo XVIII.

El velero se encontraba navegando en alta mar cuando, de repente, el vigía contempló desde su elevada posición cómo se aproximaba a lo lejos una galerna con gran aparato eléctrico e intenso oleaje. El capitán se asomó a la proa, se ajustó firmemente el sombrero y agarró la barandilla con fuerza pues el viento comenzaba a soplar con bravura. Desde aquella distancia se podía observar que el mar comenzaba seriamente a encresparse, de tal forma que aquel primer dulce movimiento de las olas se transformaba poco a poco en un frenético baile de agua y espuma arrancando grandes trozos de mar y lanzándolos violentamente hacia el cielo. El capitán observaba estupefacto aquella repentina tempestad que sacudía el barco y lo torturaba cruelmente haciendo que de sus entrañas salieran los sonidos más horrorosos y espeluznantes. Aquello no le podía estar pasando a él, nunca se había visto en una parecida. En la academia nadie jamás le había contado cómo se salía con vida de una situación tan desesperada; y él nunca sintió la necesidad de preguntarlo. Así pues, su osada ignorancia le llevaría a él y a toda su tripulación a un cruel desenlace.

Sin embargo, uno de los tripulantes que lo acompañaba tenía por costumbre zarpar de cada puerto con la mochila llena de libros y manuales que narraban las maniobras navales más increíbles que pudieran imaginarse. Y pensó concretamente en una que quizá podría sacar a un barco de aquellas características de tan fatal situación. El marinero recordó con detalle el episodio pues era parecido al que estaba sufriendo su nave así que decidió aconsejar al capitán, pues este no parecía estar dispuesto a tomar medida alguna frente a la que se le avecinaba.

– ¡Capitán! -le gritó desde el puente-. Sé cómo podemos atenuar tan bravo oleaje. Quizá tengamos solamente una oportunidad.
El capitán seguía impávido, esperando un milagro que los sacase de aquella tremenda situación. Sin embargo, guardó su orgullo y animó al marinero a que le aconsejase, pues él no sabía cómo salir de aquella.
– ¡Habla pues, grumete! -le dijo.
– En uno de mis libros he visto cómo podemos atenuar este intenso oleaje y evitar que la olas destrocen el barco, capitán.
– ¡Habla ya! -insistió el patán condecorado.
– ¡Subamos de la bodega los barriles de aceite que transportamos y arrojemos su contenido alrededor de toda la nave señor!
El capitán no podía creer que un vulgar marinero pensara desperdiciar toda la valiosa mercancía que sería altamente pagada en destino. Pero el quebrar de la madera era insoportable y las olas cubrían ya casi por completo el barco. Así pues decidió confiar en el marinero y le dejó hacer.
– ¡Adelante! ¡Haz lo que creas conveniente!

El marinero cogió a un grupo de los suyos y les ordenó con determinación que subieran con presteza a cubierta todos los barriles de aceite y especias que llevaban en la bodega. Cuando sus compañeros hubieron completado con éxito aquel mandato, el avispado grumete les indicó que distribuyesen los barriles a lo largo de la cubierta y vertiesen el contenido al agua hasta no dejar una gota de aceite en ellos. Y así lo hicieron.
El aceite rodeó el barco con su espesor y se pegó a la madera como un poderoso pegamento. Entonces, el agua del mar calmó su furor al encontrarse con la capa de aceite que abrazaba al barco permitiendo al velero continuar su marcha hacia la salida de la tempestad, lo cual ocurrió a las pocas horas. El capitán agradeció a aquel leído marinero su sapiencia y le confesó que a partir de entonces volvería a la academia de oficiales para renovar su olvidada instrucción.

El sector de la educación debe asumir definitivamente su carácter estratégico en este nuevo siglo. Los países que gocen de altos niveles educativos serán aquellos que podrán adaptarse con facilidad a los ciclos económicos. Cuanto menores sean las sorpresas, mejor para la estabilidad del país. La preparación de los profesores es crucial; su renovación académica es clave; su formación continua, indispensable.

Pero hay un elemento diferencial que debe obligar a los formadores (y a los Estados que quieren buenos formadores) a mantener niveles de calidad elevados, y esto pasa obligatoriamente por la renovación metodológica. No son tan importantes los contenidos sino la forma de ponerlos en funcionamiento. ¿Cómo se puede llevar a cabo una formación personalizada de cada alumno y grupo de alumnos si tenemos siempre la misma forma de dar las clases? El profesor que siempre, año tras año, imparte las clases de igual forma, seguro que algo no está haciendo bien.

La adaptación curricular es un método interesante que ya no es apto, pues se ciñe a un grupo de alumnos que hemos englobado mediante unas mediciones caducas. La nueva «adaptación curricular» debe basarse en el aprendizaje individualizado. Las nuevas posibilidades técnicas y tecnológicas nos han permitido descubrir los portafolios (que deben ser obligatoriamente compartidos), los entornos personales de aprendizaje (PLE), la formación online, etc. ¿Vamos a dar la espalda a estas innovaciones metodológicas?

La preparación continua de los profesores requiere no bajar la guardia en la aplicación de los métodos de enseñanza. Los dispositivos móviles vuelven a estar de nuestro lado pues recogen todas las formas inimaginables de poner en práctica los retos, actividades y propuestas de la nueva educación.

Carlos López Morante
@carloslmorante

——–

I remember one of my childhood picture book where bulleted recounted a curious episode that happened to the crew of a merchant ship of the eighteenth century.

The vessel was sailing at sea when suddenly the lookout watched from his high position an approaching gale with high electrical issue and high waves. The captain went to the bow, adjusted his hat firmly and forcefully grabbed the railing as the wind began to blow bravely. From that distance you could see the sea began seriously to curl, so that first sweet wave motion was gradually transformed into a frenzied dance of water and foam tearing large chunks of sea and throwing them violently into the sky. The captain looked amazed that sudden storm that shook the ship and cruelly tortured by having their guts come out the most horrifying and creepy sounds. That could not be happening to him, had never seen one like it. In the academy had never told anyone how they could survive in such a desperate situation, and he never felt the need to ask. Thus, their daring ignorance would take him and all his crew to a cruel end.

However, one of the crew that accompanied him was accustomed to sail out of port with a backpack full of books and manuals that told the most amazing naval maneuvers could imagine. And specifically in a thought maybe I could get a boat in those characteristics of such a fatal situation. The sailor recalled in detail the episode it was like he was suffering his ship so he decided to advise the captain, as this did not seem willing to take any action against it is coming.

– Captain! He shouted from the bridge. I know how we can tone so fierce waves. We may have only one chance.
The captain was still undaunted, hoping for a miracle that sacase of that terrible situation. However, kept his pride and encouraged the sailor to advise him, because he did not know how to get out of that.
– Speak it, boy! ‘He said.
– In one of my books I have seen how we can mitigate this high waves and waves prevent wrecking the ship, Captain.
– Talk Now! Insisted the lout decorated.
– Let’s go to the cellar barrels of oil transport and throw the contents all around the ship sir!
The captain could not believe that a common sailor thought wasting all the valuable goods that would be highly paid on arrival. But the breaking of the wood was unbearable and the waves swept over almost the entire ship. So the sailor decided to trust and let him do.
– Forward! Do as you see fit!
The sailor took a group of his men and ordered them to go up with alacrity determination to cover all the barrels of oil and spices that were in the cellar. When his companions had successfully completed this mandate, the clever boy told them putting the barrels along the deck, spilling the water content to not let a drop of oil on them. And so they did.

The oil surrounded the ship with its thick and stuck to the wood as a powerful glue. Then the sea water calmed his anger when encountering the oil layer embracing the boat allowing it to continue their journey towards the exit of the storm, which occurred a few hours. The captain thanked him and read his wisdom sailor confessed that thereafter return to the academy officials forgot to renew his instruction.

The education sector must assume its strategic definitely in this new century. Countries that enjoy high levels of education will be those who can adapt easily to economic cycles. The fewer surprises, better for the country’s stability. The preparation of teachers is crucial, academic renewal is key, his training, indispensable.

But there is a differential element must force trainers (and the states that want good trainers) to maintain high standards, and this necessarily involves methodological renewal. They are not as important as the content but putting them into operation. How do you conduct a customized training for each student and student group if we always give the same kind of classes? The teacher who always, year after year, he teaches classes in the same way, certain that something is going wrong.

Curriculum adaptation is an interesting method that is no longer suitable, since it follows a group of students that have engulfed with obsolete measurements. The new «curriculum adaptation» should be based on individualized learning. The new technical possibilities and technology have allowed us to discover the portfolios (which must necessarily be shared), personal learning environments (PLE), online training, etc. Are we to turn our backs on these methodological innovations?

The continuous development of teachers requires continued vigilance in the application of teaching methods. Mobile devices are back in our side as cover all forms of implementing unimaginable challenges, activities and proposals of the new education.

Carlos López Morante
@carloslmorante