Cristóbal Calero es Director General y Pedagógico del colegio Cardenal Spínola de Madrid, una de las piezas que componen el proyecto educativo de un centro inclusivo que hace que toda su comunidad participe de forma activa. Una conversación donde comparte cómo es el centro, sus características y cómo generan el cambio educativo, que hace inspirar y motivar a otros centros.
¿Cómo es el colegio Cardenal Spínola?
Es muy importante para saber cómo es nuestro cole, conocer de dónde viene. Es una escuela que tiene muchos años y trata de ser fiel a lo que los fundadores de la congregación de las Esclavas del Divino Corazón pretendían hacer hace ya ciento treinta años. La idea de ser una escuela que aprende, una escuela que quiere ser comunidad, que quiere ser familia y, que para eso tiene que transformarse, porque los códigos del siglo XXI nos son los del siglo anterior, y para poder seguir siendo los que éramos entonces tenemos que cambiar y dar respuestas diferentes.
En todo este proceso nos hemos basado en buscar lo mejor. Buscar lo mejor significa, por un lado, volver a las raíces, trabajar con el sentido que nos dan nuestros fundadores, tenemos la suerte de tener dos fundadores que eran pedagogos en el más amplio concepto de la palabra, y todas esas fuentes son ahora evidencias científicas, y tenemos la suerte también de contar con muchas evidencias científicas a nuestra disposición. Lo que hemos hecho desde la titularidad del centro y los centros directivos, es investigar las mejores prácticas, aquellas que tienen aval científico internacional y, que tenemos la garantía de que cuando las aplicamos generan lo que queremos.
Si hacemos coincidir nuestro ideario, nuestros valores, con las evidencias científicas, vemos que vamos en un vehículo seguro, y eso es lo que estamos generando. El cambio queremos que sea muy global, en todo lo que tiene que ver con el espacio educativo a todos los niveles, todo el sistema educativo. Desde lo que ocurre en el aula, hasta lo que ocurre en el recreo, las relaciones que tenemos entre nosotros, con las familias, etc.
¿Qué significa ir a las fuentes?
Significa, primero, ser proactivo, e investigar de verdad. No leer a los que dicen que dice “no sé quién que dijo”. Es leer a Vigotsky, es leer a Piaget, a Freire, a Habermas, a Maturana, es entender realmente lo que nos están queriendo decir los que se inventaron esto. Es leer a Gardner, a Swartz, es también traerles, aquí. Hemos tenido la oportunidad de que Robert Swartz nos visitara durante un buen tiempo, y hemos tenido la suerte de que la madre Montserrat Del Pozo formara a los equipos directivos y nos animara y nos diera las claves de generar cambio. Hemos tenido la suerte de tener una titularidad que nos ha brindado todas esas oportunidades y todas las demás que necesitemos. Eso nos ha hecho competentes de verdad y líderes pedagógicos en el centro. Sabemos qué pedir, qué necesitamos como colegio, y dónde pueden estar las dificultades y cómo resolverlas. Y eso hace que los compañeros confíen más en nosotros, se fíen de lo que les pedimos, y permiten que las soluciones lleguen antes. Trabajar con evidencias científicas significa dejar a un lado las creencias, y dejar a un lado las ocurrencias, para ir a hombros de gigante, como dice Ramón Flecha.
Si leemos a los que saben y aplicamos lo que nos dicen que funciona, todo se va transformando.
¿Cómo trabajáis la inclusión?
La inclusión, el aprendizaje y servicio, el voluntariado, la transformación personal y el ser agente de cambio, es un elemento nuclear en el colegio y en la fundación. Por eso queremos ser una escuela Buena noticia. Y eso tiene un compromiso total con que la escuela sea un lugar para todos, donde no haya segregaciones de ningún tipo, alumnos que caben y que no caben, que pueden y que no pueden, sino que comprometa a toda la escuela para que lo que ocurra llegue a todos. Eso significa transformar todo. Organizamos las clases de manera diferente, organizamos los apoyos de manera diferente, ningún alumno sale del aula y no segregamos por motivos de capacidad, ni en materiales, para que todos los alumnos estén siempre presentes y puedan participar y progresar en el aula. Eso implica a todos los ámbitos del colegio y todo el tiempo. Si no es todo el tiempo no es inclusión.
Para nosotros ese compromiso es muy importante. Toda la innovación y todas las metodologías están al servicio de eso. Si hacemos inteligencias múltiples es porque nos permite incluir más, si trabajamos en cooperativo es porque generamos más interacciones y más aprendizaje, si hacemos grupos interactivos, tertulias, padrinos, es porque realmente estamos consiguiendo que el aprendizaje llegue a todos.
La fuerza de la inclusión tiene dos grandes elementos: es lo más sensible de nuestro ideario, y es la evidencia científica más potente que hay ahora mismo. Hay un aspecto fundamental y es que, nosotros no creemos en trabajar para la inclusión, sino que trabajamos en inclusión, que es vivir en inclusión, que es generar las condiciones reales para que quepamos todos de verdad. Trabajar para la inclusión ya lleva consigo el prejuicio y la idea de que hay unos que están incluidos y otros que no. La palabra inclusión da por hecho que hay exclusión. Trabajar en inclusión es no contemplar la exclusión de ninguna manera.
El liderazgo de la escuela pertenece a todos los agentes de la escuela
¿Con qué tipo de liderazgo trabaja el centro para llevar a cabo el cambio?
El liderazgo compartido es una de las claves también para nosotros como escuela Buena noticia. El liderazgo de la escuela pertenece a todos los agentes de la escuela: alumnos, profesores, equipos directivos, equipos de titularidad, familias, y esto nos compromete a todos a buscar, cuantos más elementos de participación mejor. Hay participación educativa: grupos interactivos, tertulias, talleres de familias, etc.
Participar en la educación y en el aprendizaje de los alumnos es una interacción preciosísima y de un valor incalculable. La toma de decisiones las hacemos desde comisiones mixtas, con profesores, familias y alumnos. Toma de decisiones con impacto real en el colegio, y evaluación también de esas decisiones. De modo que todos los agentes que participan en la escuela sean agentes, y no sujetos de la acción docente.
¿Cómo se trabaja el aprendizaje-servicio?
Tiene una propiedad maravillosa. Une lo pedagógico y lo pastoral sin solución de continuidad. Tanto que muchas veces nos cuesta separarlo. En este caso el aprendizaje, y la transformación personal, y el ser agente de cambio, es un hecho transformador. Como haber trabajado en proyectos de aprendizaje y servicio ha hecho que se hagan más sensibles hacia la sociedad, hacia las dificultades de las personas, y se han sentido comprometidos a hacer. Para nosotros es una transformación real.
Haría dos diferencias esenciales entre aprendizaje y servicio y voluntariado. Puedes hacer voluntariado como aprendizaje y servicio, pero este último tiene una dimensión pedagógica, en la que tú tienes que evidenciar aprendizajes, desarrollar un proyecto, una reflexión, tener unos objetivos concretos, evaluarlos y defenderlos delante de tu clase y del profesor. Eso hace que el aprendizaje sea esencial para poder dar el servicio. En el voluntariado no se hace reflexión previa, ni evaluación, ni está buscando un objetivo de impacto concreto. En el aprendizaje y servicio hay un compromiso de crecimiento personal, de reflexión previa y de conexión con el mundo que va mucho más allá del mero voluntariado. Es crecer en la idea de que se puede transformar el mundo.
¿Un sueño educativo?
El sueño más grande que tengo es que estos movimientos, especialmente en los que se centran en ser buena noticia, en cambiar lo que es una escuela para los niños, lleguen a la Universidad. Yo siempre he soñado en clave mucho más chiquitita en una Universidad Spínola, donde todos los docentes llevaran el ADN Spínola inclusivo, y allá donde fueran, miraran a todos los alumnos de manera diferente y miraran el aprendizaje de otra manera. Y se preguntaran cada día en el aula, ¿qué puedo hacer yo para que el aprendizaje llegue a todos?