Aproximadamente un 65-75% de nuestro cuerpo es agua. El resto del porcentaje con certeza son “emociones y pensamientos”. Tan esencial para vivir con salud es beber el preciado líquido como aprender a gestionar nuestros pensamientos y emociones. Si, “aprender”.

Aprender a pensar, se escucha con cierta frecuencia últimamente, porque es posible igual que aprendimos en su día a gatear o caminar.

La pregunta de ¿No todos pensamos ya? resuena con fuerza, acaso no lo hacemos todo el tiempo, acaso no es un continuum en nuestras cabezas. La respuesta es clara y concisa “si, pensamos”, pero en ocasiones con cierta torpeza o falta de pericia. Nos ponemos vilmente la zancadilla en nuestro día a día, a la hora de alcanzar nuestras metas, de relacionarnos con nuestros compañeros, de inter-actuar con el mundo que nos rodea y con nosotros mismos. Nuestros pensamientos siguen patrones que no nos ayudan a ser más felices, o a resolver problemas. Siguen pautas que lejos de contribuir a nuestro bienestar o al de los otros, que lejos de permitir la consecución de nuestros objetivos, nos entorpecen.

Y en educación, como profesores y educadores, en las frases y recursos de diario se encuentra el “verbo de alto standing y pretending”: “piensa”, “te he dicho que pienses”, “haz el favor de pensar”; enunciado con todo el rigor y profundidad o bien con  la levedad e irrelevancia de quien no reconoce el valor y poder de dicha palabra.

Devolver dicho peso y potencial educativo al “pensamiento” es una de las labores que iniciaron desde el Proyecto Zero de Harvard numerosos investigadores entre los que se encuentra el director del mismo David Perkins.

David Perkins

 Es codirector del Proyecto Zero, junto a Howard Gardner, desde 1972. Profesor de Investigación de la Enseñanza y el Aprendizaje en la Escuela de Educación de Harvard. Promueve un aprendizaje para la comprensión propio de escuelas inteligentes.

Ha dirigido programas a largo plazo de la investigación y el desarrollo en los ámbitos de la enseñanza y el aprendizaje para la comprensión, la creatividad, resolución de problemas y el razonamiento en las artes,  las ciencias y la vida cotidiana. También ha estudiado el papel de las tecnologías educativas en la enseñanza y el aprendizaje, y ha diseñado las estructuras y estrategias de aprendizaje en las organizaciones para facilitar la comprensión y la inteligencia personal y organizacional.

Su libro más reciente es Making Learning Whole (Jossey -Bass, 2008 ) acerca de la organización de aprendizaje en torno a los esfuerzos significativos de pleno derecho. Él es el autor de la mejor obra de la mente en la creatividad (Harvard University Press, 1981 ). The Eureka Effect on creativity (Norton, 2001), Smart Schools on pedagogy and school development (The Free Press, 1992), Outsmarting IQ on intelligence and its cultivation (The Free Press, 1995), Knowledge as Design on teaching and learning for understanding (Erlbaum, 1986), The Intelligent Eye on learning to think through the arts (Getty, 1994), King Arthur’s Round Table: How Collaborative Conversations Create Smart Organizations (Wiley, 2003) y es coautor y coeditor de varios libros , así como de la publicación de numerosos artículos .

Fuente bibliográfica: http://www.pz.harvard.edu/principal-investigators.php

Las rutinas de pensamiento son estrategias cognitivas que nos ayudan a saber cómo pensamos y a conocer nuestro conocimiento (metacognición). En definitiva, hacer visible nuestro pensamiento.  El proyecto Visible Thinking tiene el objetivo de desarrollar las actitudes reflexivas y el carácter intelectual de los alumnos a medida que profundizan en la comprensión de contenidos. Se basan en rutinas de pensamiento un procedimiento, proceso o pauta de actuación utilizada con cierta repetición para facilitar el logro de algún objetivo o tarea que implica organización, comportamiento y comunicación. Existen diversos tipos de rutinas.

Si eres un profesor que está pensando en introducir las rutinas de pensamiento en su práctica diaria, David Perkins, en una Entrevista al periódico EL MUNDO, propone tres sencillos  que los profesores pueden probar en el aula:

1) Cuando lo niños están mirando un cuadro, leyendo una historia, o quizás viendo un fenómeno científico, simplemente formule esta pregunta: ¿qué está ocurriendo aquí? ¿qué es lo que ves aquí que te hace decir eso, en qué te basas?. Comience esa conversación, es una rutina muy útil.

2)  Solía pensar. Y ahora pienso. Al final de cualquier lección, ya sea de historia o de ciencia, pregúnteles: ¿qué pensaban antes y qué piensan ahora? Esto refleja su reflexión sobre lo que han aprendido y cómo sus mentes han cambiado.

3) Círculo de perspectivas. Elija un tema controvertido, por ejemplo, el colonialismo. En pequeños grupos, pídales que escojan papeles y que hablan desde esa perspectiva. Un alumno podría ser un colonizador, otro un comerciante y otro un nativo del país en cuestión. Es una forma maravillosa de ofrecer a lo niños diferentes perspectivas en situaciones complejas y de estructurar conversaciones que incitan a los niños a pensar. Les ayuda a cultivar sus mentes y una comprensión profunda de los contenidos.

Os invitamos a devolver al “piensa” o “pensemos” toda la magia y poder que posee dentro de las aulas.