La atención y concentración son aspectos claves para un adecuado rendimiento  de aprendizaje. Sin embargo, hoy son factores internos (falta de conciencia emocional, ansiedad, estrés…) y externos (diversidad de medios tecnológicos, problemas sociales…) los que afectan a nuestros alumnos y a su capacidad de comprensión. Dada esta situación, aparecen corrientes psicológicas que se integran en el contexto escolar para dar respuesta a necesidades emocionales, entre ellas el mindfulness. Se define como una cualidad de la mente que ocurre cuando estamos completamente atentos al momento presente, “significa poner la atención plena en el aquí y ahora o a la capacidad de mantener conciencia habitando la realidad presente con aceptación y compasión (López, 2015, p. 27). El objetivo es que los estudiantes puedan desarrollar emociones positivas de cara a la realización de las múltiples tareas escolares. Se trabaja la mente, el cuerpo, las emociones y el espíritu desde la atención hacia un estímulo interno o externo.

Actividades para trabajar en el aula

Los primero que tenemos que tener en cuenta es respectar el tiempo de relajación y meditación para evitar fatiga en el aula, integrando esta práctica durante el horario escolar. Para ello trabajamos la respiración con el alumnado para ayudar a relajarse y a tomar conciencia de sí mismo. Es importante mantener un control de la respiración, atendiendo a los sentidos y a las sensaciones que se producen cuando inspiramos y exhalamos. Las actividades de concentración antes de clase, ayudan a centrar su atención en sus movimientos respiratorios. Sentados mantenemos la columna recta y el cuerpo relajado. La meditación caminando o tumbados, está última también llamado body scan, son otras técnicas de relajación.

mindfulness

Otras actividades que activen al alumno acompañadas con música, como por ejemplo danza o movimientos conscientes de coordinación, permiten motivarles, favorecer la creatividad y activar su atención.

La autoobservación a nuestros sentimientos o las preocupaciones que afectan en el rendimiento a través de recursos como la pintura, hacen explicar nuestros sentimientos y fomentar la colaboración y apoyo en otros compañeros. Podemos acompañar estas sesiones con la visualización de obras donde poder comunicar los detalles de las mismas.

Es necesario una adecuada formación docente en estrategias para poner en marcha está técnica que trae beneficios para el alumno, como una mayor seguridad en sí mismo, reducción del estrés y ansiedad, aumento de la capacidad de concentración o  ayuda a autorregular las emociones.

Referencias bibliográficas.
López, L. (2015). Meditación para niños. En paz me levanto, en paz me acuesto. Plataforma editorial: Barcelona