Hace tiempo leí que los científicos habían desarrollado técnicas avanzadas de neurorradiología que permiten ver el cerebro mientras trabaja. Resulta curioso saber cómo funciona nuestra parte más racional del cuerpo y cómo en determinados momentos tiene mayor o menor actividad. Pero, ¿es posible ver el pensamiento? o mejor dicho, hacerlo visible.

Suponer o interpretar dentro de un aula lo que nuestros alumnos saben o piensan es un error, ¿por qué no plantearnos el uso de estrategias que nos permitan hacerlo visible  y generar una cultura de pensamiento?. Este tema es el que trabajan los participantes del movimiento Profesores para el cambio y la innovación y el que se transmitió en el XII Congreso de Escuela Creativa de Escuelas Católicas.  Vivir experiencias y formar parte del proceso de enseñanza-aprendizaje no es suficiente si no se acompaña de tareas que te hagan pensar y reflexionar sobre el propio ejercicio.

Los participantes del congreso Escuela Creativa no fueron meros espectadores, igual que tampoco lo son los profesores innovadores que cada módulo son más conscientes del cambio. Si analizamos ambos acontecimientos su repercusión es más grande porque se hace que el espectador haga visible su pensamiento, exponga sus ideas y las comparta con el resto.

Las rutinas de pensamiento fueron una estrategia didáctica para que las ideas transmitidas por los ponentes como Carla Rinaldi, Dolors Reig o Mario Alonso no se quedaran en palabras sino en reflexiones compartidas por las más de mil personas reunidas en el Auditorio de Valladolid. Reflexiones sobre el liderazgo, la creatividad, las pedagogías de participación y el alumno emprendedor quedaron reflejadas en las rutinas de cada ponencia. Ya lo decía el eslogan “emprender, participar y dar sentido”. Eso es lo que hicimos y hacen las sobresalientes palabras de Montserrat Del Pozo y todo el equipo de la Congregación Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret cada día con sus alumnos, dentro y fuera del aula.

Dar tiempos, oportunidades, rutinas y estructuras, respetar las ideas, fomentar un entorno físico cooperativo y saber cómo empezar la “ponencia” y cómo se quiere terminar significa que no hay improvisación, la innovación se planifica. Aprender a pensar y generar cultura de pensamiento es la misión de todos los que creemos en una educación de calidad.

La respuesta a la pregunta del comienzo es sí. Si podemos educar para la comprensión. Si podemos hacer participar activamente al alumno. No es ciencia, es educación.